Entre las montañas yace un recuerdo, un recuerdo vivo de un amor, y en medio de este una conversación que se ve atravesada por la ausencia, ausencia traducida en soledad, soledad aun sin quererlo.
Soy yo, Cristóbal, tu esposo.
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¿Hace cuánto que no vienes por acá? , ya me haces falta y todos preguntan por ti, solo sé que te veo en las montañas.
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¡Margaret! ¿Dónde estás?, las flores están marchitas, los cafetales dicen tu nombre, siento tu olor y cada vez te extraño más, la cama es fría y te veo en las montañas. ¿Por qué no regresas?
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¡Margaret, aquí te espero, no es lo mismo sin ti, los pájaros cantan tu canción favorita y la casa sigue vacía.
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¿Recuerdas que solíamos tomarnos un café, juntos en la noche mirando las estrellas?
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¡Margaret! Te volví a ver en las montañas.